jueves, 30 de diciembre de 2010

CUENTO & ESCRITURA

CUENTO- Hola.
ESCRITURA- ¿Eres quién creo?
CUENTO- Érase una vez y las que hagan falta... has acertado.
ESCRITURA- Se agradece oírte.
CUENTO- Pero seguro que el otro día te gustó más en otra voz.
ESCRITURA- Sí... a mí y al resto de orejas receptivas que prestaban atención a tu principio, cuerpo, y clausura. Por eso siempre que te escribo, me falta tiempo para ir a dejarte en la boca de la narración.
CUENTO- Por supuesto, me adapta y modula a la perfección, con ese estilo tan sutil y tan suyo.
ESCRITURA- Estoy de acuerdo. Ya me ocupo yo de colocarte en buenos labios.
CUENTO- ¡Ah!, espero que me me deposites ahí en breve para seguir, que la lectura amplificada del otro día era sólo una parte. Que no se quede en un "Cuentus-interruptus", vamos.
ESCRITURA- No padezcas, queda poco, o nada por atar.
CUENTO- Es que me tienes aún en el ecuador del grosor del papeleo.
ESCRITURA- ¡Uf!, ahora no te sabría decir. Llevas demasiado tiempo surcando en las olas de tus hojas. Tal vez haya llegado el momento de pasar página.
CUENTO- Ni me acuerdo, la verdad. Tengo ya tantas fábulas tatuadas en mi cuerpo que... ya ves.
ESCRITURA- Bueno, si mal no recuerdo... continuabas con la sencillez desnuda y bella de una Cenicienta contemporánea de protagonista principal, ¿no?
CUENTO- La misma que me escribes, sí. Esa que deja metros de ventaja a las refinadas divas del maquillaje al por mayor y el exceso de halajas; la que les adelanta con su esbelta y clara silueta sin apenas despeinarse. Y que conste que jamás presumió de esa facilidad para bailar descalza sobre los cactus. Prefiere estar sacándose pinchos de sus pies, que hacerlo con los cristales rotos de esos zapatos que se empeñan en calzarle.
ESCRITURA- Ya sé... es la amiga del alma de aquella Blancanieves que se despertó del coma al sentir el lenguetazo de un majestuoso y desconocido sapo. La que abandonó a sus siete pequeñeces... no paraban de trabajar para ella, y tan estrecho margen de descansos le causaba remordimientos.
CUENTO- Sigue... veo que me he ido al cielo ante tu memoria.
ESCRITURA- Échale un cable, que no le viene mal nunca. Eres consciente por lo que te toca que le cuesta poco quedarse en blanco mate.
CUENTO- Pues, lo que me marcabas con las teclas... que acababan aliándose entre ambas. No sin antes finiquitar a la hada madrina de turno. Le daban las gracias de manera figurada con un par de  calabazas de sonrisa mellada, y un carruaje del que tiraban cuatro tortugas, para que no las alcanzase en años. Por lo que plasmabas en mi interior, se hacían con los servicios de un tal Pulgarcito, que les regalaba a cambio de legumbres sus servicios de guía. Me cuentan que el individuo en cuestión no sabia leer los mapas, ni manejaba la brújula con soltura. Pero estaba corroborado su efectivo método nada ortodoxo del garbanzo discontinuo.
ESCRITURA- Mientras llegasen al enclave elegido...
CUENTO- Llegaron, algo tarde pero llegaron. Y una vez en el bosque encantado, hicieron migas con una Caperucita mochilera. Ésta les subministró toda la energía que tenía el tarro lleno de miel que le iba a regalar a su abuela. No departieron mucho, ya que el lobo amaestrado le guardaba un baile en el carnaval del valle secreto.
ESCRITURA- ... Y si mal no recuerdo, ahí me quedé sin tinta.
CUENTO- Correcto. Me puedes seguir si quieres eh.
ESCRITURA- Sigo... resulta que al acabar el tarro de miel a cucharadas feroces, y sin dejar tiempo a que el organismo asumiera tal empalago, decidieron que podían pasar la tarde asistiendo de espectadoras a un partido de fútbol que se jugaba de manera sumergida a veinte mil leguas. El viaje fue húmedo, pero lo peor se lo iban a encontrar al llegar. Al parecer los dos equipos acordaron una suspensión temporal. Existía una desigualdad numérica por parte del equipo diminutivo formado por: Los Siete Enanitos, y Los Tres Cerditos. El combinado de estrellas del equipo contrario, que eran personajes ilustres entrenados por Edgar Allan-Poe y  Hans C. Andersen, no quiso aprovecharse de esa circunstancia.
CUENTO- Faltaba un jugador para llegar a completar el once inicial ¿no?
ESCRITURA- Sí, fueron tan recelosos con Barba Azul, que antes de entrar al vestuario le hicieron enseñar la pata de palo por debajo de la puerta, y... se partió. Les quedaba la opción de incorporar a El Capitán Garfio de portero, pero la funesta tesorera del club, que era La Lechera... la que llevaba las cuentas en el saco roto de la avaricia, descartó esa incorporación. Dijo que cada parada salía a balón pinchado... la operación era deficitaria a todas luces.
CUENTO- Me veo acabando mal.
ESCRITURA- Ya me encargo yo que no sea así. De verte en apuros puedo hacerte llegar una lámpara mágica y sus tres deseos. Y si no te basta con eso, le ordeno a narración que exclame un fuerte "ábrete Sésamo" en modo imperativo.
CUENTO- Pero... al final me vas a colocar la guinda de punto final ¿no?
ESCRITURA- No, esta vez no. Ni tan siquiera ese sonrojado adiós del colorín colorado...
CUENTO- Gracias... muchas gracias por no ponerme un fin.
ESCRITURA- No se merecen. El mérito es tuyo por ser el cuento de nunca acabar.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

ASPEREZA & TERNURA

ASPEREZA- ¿Qué quieres?
TERNURA- Bueno...
ASPEREZA- Venga, que no tengo todo el día.
TERNURA- Vale, constato que sigues deslizándote por caminos áridos y bruscos.
ASPEREZA- Correcto. Mi cínica sagacidad sigue en la contienda con su indefinible raspa y corta. No te lleves a engaños con mis formas, tienen muy poca mano izquierda. ¿Qué andas haciendo?
TERNURA- Ahora mismo ordenando los afectos precoces en el atril del subterráneo.
ASPEREZA- ¿Todavía cabe algo?
TERNURA- Siempre hay hueco para unas cuantas bolsas de fraternidad en la caja de cartón dónde amontono las empatías sobrantes.
ASPEREZA- Si eso te compensa en un futuro.
TERNURA- No pienso en ello. Pero ya me siento feliz sólo de ver como se suspenden en el aire; acortando y ensanchando los muelles que les regaló la generosidad. Se pasó por aquí el día que le vino en gana a estrecharme la mano con su impulso; salto a salto, hasta tocar techo.
ASPEREZA- Elástica acción, ¿no crees?
TERNURA- A ti te lo parecerá, pero yo creo que esas tonterías, que es lo ibas a decir, que te conozco... si salen con naturalidad no son otra  cosa que eso, lo natural... y ya por ser así, vuelan por encima de toda acción prefabricada. Me refiero a la artificial actitud sin materia prima, claro está..
ASPEREZA- Sabes desde hace tiempo que devuelvo a cualquier remite las invitaciones a las conferencias de la suavidad ilustrada. Carezco de la paciencia suficiente para permanecer ni tan siquiera unos diez minutos en el aula magna, y menos con la delicadeza que se requiere en tales eventos... ni en broma, vamos.
TERNURA- Siempre te digo que puedo adherir con mi espesa dulzura un par de asas en la taza de tus irritantes desayunos.
ASPEREZA- Me he acostumbrado al olor de esa chamusquina... no te preocupes.
TERNURA- Sí, y me lo creo. Por eso tienes las manos llenas de llagas producto de esas quemaduras. Sé muy bien que entre sorbo y sorbo, y mientras sostienes la taza que rebosa tu mala leche hirviendo, los soplidos tardan en hacer efecto, y de poco te sirve que se enfríe, si ya desciende por tu tráquea quemando el interior con la lágrima floja dolorida.
ASPEREZA- ¿Me vas a ofrecer de nuevo tus curas de humildad?
TERNURA- No, puedes estar tranquila, no tengo ni vendas en mi botiquín de ayuda. La última vez que la superioridad y su engreída sombra vinieron a merendar usaban de excusa que iban al cuarto de baño para abrillantar sus dientes de oro y...  no dejaron ni el agua oxigenada que utiliza dulzura cuando le muerden la vena aorta a traición, así que ya ves...
ASPEREZA- Yo tampoco tengo eh.
TERNURA- Pero lo tuyo no me extraña. Le das tantas veces a la amabilidad con la puerta en las narices que...
ASPEREZA- Sigue, sigue, no te cortes.
TERNURA_... No lo hago. Pero la verdad, que da lástima mirarla de perfil, por decir algo, pues resulta hiriente ver la chatura nasal que le has dejado a su llano rostro a golpe de maneta, cierre, y doble vuelta de llave.
ASPEREZA- ¿A ti nunca te he contado que los esquinazos son los que dan sentido a los rincones?
TERNURA- No, ni falta que hace. Yo me pongo desde hace mucho a salvo entre esos recodos angulares. ¿Dónde te crees que apilo a tus similares para que se limen entre ellas?
ASPEREZA- Espero no ver eso jamás, mi uniforme e irregular superficie no entiende de esas lisas mutaciones.
TERNURA- No dramatices tanto, que no has visto nada. Si hubieses leído los versos del beso torcido con los labios helados... aún te respetaría, que no comprender. Pero... no me negarás ni una ni tres veces que el papelón que interpretan las formas abiertas es sencillo, ya me gustaría verte a ti esparciendo grumos de belleza sobre el vientre liso del alma desnuda; todo un ejercicio artesanal de llana y aterciopelada técnica. Para el cual no hace falta ningún método, ya que cualquiera podría ser el personaje guionizado que ni gana ni pierde, sino que simplemente actúa.
ASPEREZA- Venga va... te dejo colgada.
TERNURA- ¿Tienes prisa?
ASPEREZA- La suficiente para no seguir escuchándote.
TERNURA- Entonces... un abrazo. ¡Ah!... y vigila con hacerle muescas a la dura conducta, no sea que de tanto afilarla te la claves accidentalmente en tu subido gesto desairado. Te lo comento por lo que le ocurrió hace poco a la antipatía. Pero eso lo dejamos para otra llamada ¿no?, hoy creo que ya he desgastado demasiado el tacto en tu basto terreno.
ASPEREZA- De acuerdo... por una vez eh, y sin que sirva de precedente.

jueves, 23 de diciembre de 2010

DESCONFIANZA & INGENUIDAD

DESCONFIANZA- Hola, puedes hablar ¿no?
INGENUIDAD- Claro, no hace falta que me lo preguntes con ese tono temeroso.
DESCONFIANZA- Ya...
INGENUIDAD- No te tomes en serio mi comentario, era simplemente una apreciación irónica.
DESCONFIANZA- Te creo, de veras.
INGENUIDAD- Yo todo, descuida.
DESCONFIANZA- ¿Seguro?
INGENUIDAD- No lo dudes.
DESCONFIANZA- Vale.
INGENUIDAD- Deberías tener en cuenta que yo siempre me creo todo de todos, hasta de las malas intenciones. Las buenas se agradecen, y las malas con el tiempo cicactrizan. En el momento que dejan de respirar y puedes tocarlas, sin ese escozor que provocan todas las heridas... reconforta y mucho, el observar que existen  señales visibles, pero ya apenas recitan molestias entre los versos de los actos.
DESCONFIANZA- Oye va... que para esto no te he llamado, sino para ver si me puedes echar un cable sobre un tema concreto, o mejor dicho un problema.
INGENUIDAD- Cuéntamelo entonces.
DESCONFIANZA- Resulta que entre que he estado ocupada camuflando mis manos para no ponerlas en ningún fuego por nadie, y que de tanto mirar a los lados para controlar lo que se mueve a mi alrededor... pues que no he asistido apenas, o mejor dicho nada, a clase durante este último mes.
INGENUIDAD- ¿Y...?
DESCONFIANZA- Que doy por hecho que tú, con esa amabilidad que te ha sido asignada, me dejarás los apuntes que hayas tomado en tu cuaderno. Pero de paso, no me vendría nada mal si me ayudas con el estudio. Ya sabes... tomarme la lección tema por tema.
INGENUIDAD- Mal lo veo.
DESCONFIANZA- ¡No me digas!
INGENUIDAD- Pues sí. Es que exceptuando un par de veces llevo faltando lo mismo que tú, sólo que yo no pienso volver. No creo ni que me guarden el pupitre que pintarrajeo con mis frases inocentes.
DESCONFIANZA- Ahora me has matado, yo que creía...
INGENUIDAD- No será para tanto, no exageres.
DESCONFIANZA- Pero... puedes explicarme esas faltas de asistencia.
INGENUIDAD- Sinceramente, me veía venir. Y con la previsión latente de cubrirme las espaldas me apunté voluntariamente a un grupo de estudio, de esos que se crean al estilo coche escoba para realizar un trabajo. Un trabajo de esos que se hacen sobre una materia concreta para subir nota; el pelotón de los torpes que diría yo. Esa forma agónica de intentar llegar al aprobado justo, y por mi parte... dicha asignatura en cuestión, flojeaba mucho en mi capacidad de estudio y asimilación.
DESCONFIANZA- ¿Cúal era el tema a desarrollar en dicho trabajo colectivo?
INGENUIDAD- Complejo, era muy complejo y difícil para mí.
DESCONFIANZA- Pero...
INGENUIDAD- Versaba acerca de las conexiones palpables entre las malas intenciones y sus variadas fases de aprovechamiento de lo ajeno, no me preguntes el nombre que ni me acuerdo. Y para colmo, me asignaron un grupo junto a malicia, recelo, y persuasión... y con esas compañias no me encontraba del todo integrada. Bueno, ni del todo ni una parte siquiera.
DESCONFIANZA- Creo sinceramente, y aunque me cueste decirlo... que no estabas en un grupo de estudio afín, y tampoco el tema iba mucho con tus cualidades, que las tienes, pero para otros temas. Puede que fueses el parche en dicho grupo, resultado de mi ausencia.
INGENUIDAD- Puede ser, pero yo ahí no daba para más, por mucho que me concentrase. Y tengo que reconocer que lo intenté. Me apliqué en todo lo que a cargas de maldad interior se refiere. Puse a todas horas durante los días previos a mis escrúpulos de cara a la pared, con los brazos en cruz, y de complemento unas orejas postizas de cartón simulando las de un asno. Pero ni aún así. Por lo tanto, me largué de allí igual que llegué. Hasta diría que con una leve sensación de aliviada y tranquilizadora descarga de conciencia.
DESCONFIANZA- Entonces, vete haciendo a la idea de que la nota global del curso te bajará. Entra en la media, lo sabes ¿no?
INGENUIDAD- Es igual, no he sido nunca de dar la nota alta en los finales, ni en las despedidas. Si tengo que repetir chascos, pues lo hago y punto.Yo creo que a base de levantarme en las clases prácticas de las zancadillas... alguna vez podré decir que he aprendido paso a paso las lecciones, y que me las sé de carrerilla, vamos... digo yo.
DESCONFIANZA- Es una lástima que no me hayas servido de ayuda. Puede que ocupe tu vacante en dicho grupo si no te importa.
INGENUIDAD- Es lo que deberías hacer. Problemas de adaptación no vas a tener entre ese trio.
DESCONFIANZA- Creo que estás en lo cierto, pero una cosa... si por un casual te encuentras a alguno de los miembros del grupo de estudio por los pasillos, por favor... no les digas que he hablado contigo. Mejor que no sepan nada, no sea que conspiren maldades a mis espaldas. Ya sabes que una tiene una mala reputación que conservar.
INGENUIDAD- No hay problema, soy una tumba repleta de sinceridades.
DESCONFIANZA- No es que no me fíe de ti eh, pero es que...
INGENUIDAD- Que no pasa nada. Mis inocencias leen en braile las intenciones de las jugadas, por eso cubro con un pañuelo transparente la mirada de mi invidente confianza. Hasta otra.
DESCONFIANZA- Adiós.

lunes, 29 de noviembre de 2010

UNA PALABRA (entre tantas) & SILENCIO

SILENCIO-  _ _ _ _ _ _ _ _
UNA PALABRA (entre tantas)- Hola... ¿Me oyes?.
SILENCIO- Te habla el silenciador automático de la voz. En este preciso instante _ _ _ _ _ _ _ _  se encuentra de callada presencia. Deja tu extenso mensaje al notar que me callo, o tu voz rompa el _ _ _ _ _ _ _ _ _ , que viene a ser lo mismo.
UNA PALABRA (entre tantas)- Nada, era simplemente para ver si querías conversar un rato, pero ya veo... Bueno, es que en realidad iba a llamar a la ausencia, pero ésta no tiene ni contestador. Entonces se me ha ocurrido marcar tu número, a ver si sabías algo de sus difuminadas desapariciones... pero creo que tampoco me servirá de mucho. Entre sus fugas, y que la compañía le intimida... aunque no sé qué voy a decirte que tú no sepas de sus perdidos pasos. Esa enemistad dividida que se gasta con la presencia tiene mucho peligro, y me preocupa; saltan más chispas entre ellas que en los astilleros del averno, no exagero. Es lo que tienen los polos opuestos... todo y que la irreverente neurona solista, sigue escupiendo sus frases de flaqueza a la que puede; las recita sin rima y sin pausa, y lo hace desde que besa con lengua las catenarias de alta tensión por las que circulan los calambres de su impaciencia. La verdad... hay que echarle valor, eso no lo hace cualquiera, no.
A todo esto, que ya me voy por las ramas. Yo sigo igual, dejándome hilar con las de mi camada. Viajando de folio en folio y sin salirme de los márgenes que me marcan para subsistir decentemente. Aunque a la que se despistan la sensatez y la formalidad aprovecho y les hago el salto. Garabateo cartones con el sudor que me regala la fiebre, y revoluciono al mercurio por las entrañas del termómetro, igual que un insomnio macerando en el estómago de un aljibe lleno de café.
Supongo que todo va bien... o eso quiero creer. Aunque reconozco que inconscientemente nos difrazamos de palabrería complaciente en determinadas ocasiones. Algo de desparpajo tenemos, sí... o de abierta exteriorización mejor dicho; un teatro improvisado y envuelto en el papel de regalo de una actuación imprevista. Pero no te creas el argumento, que el guión se aprende de boquilla. Sabido es por los cinco sentidos que a la hora de expresarnos en las montañas del sentimiento, miramos fijamente al suelo y nos quedamos inmóviles, mientras una sonrojada mudez nos pone el antifaz de las miradas huidizas. Empujándonos violentamente para que saludemos al público que nos cubre con la vista, en un abrir y cerrar de telón.
Tampoco dejamos en la calle pasando frío a nuestros "hobbies", no... eso nunca. Los mantenemos a la sopa boba por un claro y desinteresado guiño a sus juegos altruistas; hirviendo a las letras en la cacerola de la tozudez hasta que burbujea la imaginación. Da lo mismo si aportan suficiente sentido, o no... vete a saber... las frases que peor lo llevan son las escarbadas del recuerdo, pero... no todo van a ser sonrisas. De segundo plato nos nutre la mano nerviosa con mil historias de corazones flameados que trae en bandejas sangrantes, y esos refritos de líneas quemadas con tinta cuajada de guarnición. Un menú de pulsaciones saludables, que ayunan cada jornada para ser cada vez más ágiles en los marcajes dactilares.
Así constantemente. No te digo nada...
Seguimos con las axilas irritadas, y los hombros enrojecidos por el peso de las mochilas cuando nos vamos de excursión por las páginas de algún cuento. No paso por alto el que nos dividan en grupos y nos transporten en nueve dedos... Sí, sí, en nueve, lo has oído bien. Y es así porque el pulgar de la zurda nunca tuvo tecla ni espacio que tocar. Se conforma con ser la gasa que desempaña el iris de los ojos. Definitivamente es su escudo ante las patadas que le propina a traición el sueño.
Las ideas... uf... no sé si se quedan en las pruebas preliminares de los proyectos, o sencillamente no logran la marca necesaria para superar el corte y pasar a la final. Pero por si acaso, entre entrenamiento y competición se dejan dopar. Les inyecto suavemente disimuladas dosis de helio por vía oral. Así dejan pasar el aire entre las sílabas de los párrafos clavados al tartán, y consiguen saltar las vallas mirando hacia atrás con un desenfado aireado pero de mueca inofensiva.
SILENCIO- Batería baja...
UNA PALABRA (entre tantas)- Cambiando de tema... el otro día me obligaron a reunirme en tomos de discursos oficiales con unas de mi especie, que no raza eh. Las palabras de rigor se hacían llamar... ¡Hay que joderse!. A estas alturas verse en estos fregados. Resumiendo, que me perdí por la atmósfera evasiva unos largos minutos; dándome golpes contra los muros invisibles que grafitean a escondidas las frases hechas. ¿Y todo eso para qué?, me preguntaba yo. Estaba claro que la incógnita de la ecuación, no era otra que estrellarme contra un globo sonda de verborreas, buscando infructuosamente vida en el lado inhumano del "Planeta Engaño". Sólo te digo que después de soltar amarras de la estación superficial con denominación de origen se partió el timón en dos... Shhhh... que no se enteren, pero no era de titanio... ahora lo puedo afirmar, muy falso... a mí no me la dan. Todo vale con tal de soltarnos entre las compuertas labiales, previo paso por la antesala dental, y sus esculpidos incisivos de punta limada.... no va a variar, ni mucho menos, nuestra opinión sobre el trato vejatorio al que nos someten las oraciones inacabadas y camufladas de cariño, pero con carencia de significado sincero al final.
Menuda parrafada te estoy soltando eh,  pero es que mi voz sigue sin crujir, aunque la mente ya tiene agujetas y pide su descanso calmado de tranquilidad. Pero ya queda poco para que pase la nube que abriga el horizonte en este atardecer. Y puntual a la hora de la puesta de sol; miraré hacia arriba, y volveré a ver esa constelación de palabras que se clavan en fila formando frases figuradas. Una detrás de otra... las vacías, las de apoyo, las de consuelo, las necias, las de amor, las sin sentido, las sinceras, las que se dicen con la boca pequeña, etc, etc...
¡Ah!, y las que nunca se dicen, ni se escriben, porque esperan pacientes su turno de pronunciación, o escritura. Les haré de Lazarillo si quieren pasear, no vaya a ser que tropiecen sus ciegos trazos. Acto seguido, les ataré unos sacos de arena a los tobillos...  para que no se las lleve el viento, evidentemente... doy mi palabra (una de tantas).
SILENCIO- Batería agotada...

lunes, 22 de noviembre de 2010

ÁNIMO & SONRISA

SONRISA- ... "Sonrisas S.I. (Saciedad Ilimitada)"... espere lo que dura una risa breve, y en unos segundos le atenderemos, permanezca con los labios cerrados. La mejor de nuestras sonrisas le hablará en nada.
ÁNIMO-             .......................................
SONRISA- Hola, le atiende el departamento de ventas; una de tantas sonrisas cómplices... sonría con su voz, por favor... le escucho.
ÁNIMO- Buenas, soy yo, llamé hace poco y estabais de entusiasmada fiesta. Ya me conoces ¿no?.
SONRISA- ¡Anda!, y tanto... nuestro cliente más fiel. Perdone que no le atendiéramos el otro día, pero es que subió el humor a animarnos, y nos cogimos el día de asuntos graciosos toda la plantilla.
ÁNIMO- Oye, que ya hay confianza, tutéame... por favor.
SONRISA- De acuerdo, tu dirás...
ÁNIMO- A ver... se trata de reformar un estado ajeno que está todo el tiempo en horas bajas, y precisaría de alguno de vuestros gestos, de esos que siempre encuentro entre vuestra gama de sonrisas.
SONRISA- Vale, pues ahora en el catálogo tengo.... un segundo...
ÁNIMO- Sí, sí...
SONRISA- Así, de pronto... tengo a carcajada y a su pariente la burlona. ¿Qué te parece?.
ÁNIMO- No, esas no se adaptan a el grado de entusiasmo que necesito transmitir. Ya me las llevé en un par de bajones, y no es que no funcionasen... es que resultaron cargantes, y algo pesadas en tareas compungidas.
SONRISA- Pero entonces .... ¿Te pueden servir o no?.
ÁNIMO- Para esta donación de optimismo no, sinceramente. Yo aún me apañaría, pero no vaya a ser que me rescindan el contrato por emplear a esas dos de herramientas. Que las conozco bien, e igual con tanto trabajo eufórico hasta le borran el rimel, y no es plan. Aunque tengo que reconocer que se adaptan bien a las desilusiones, dado que su material es muy flexible, y eficaz sobre las grietas que surgen en las paredes de la tristeza debido a los seísmos del desencanto.
SONRISA- Me hago cargo, lo sé.
ÁNIMO- Entre tú y yo, prefiero emplear otras herramientas más artesanales. Me da igual que sean rudimentarias, a veces se trabaja mejor con lo básico.
SONRISA- Bueno, pues aunque sé que me vas a decir que tampoco te interesa, tengo un pack de oferta.
ÁNIMO- ¿Cuál?
SONRISA- Es de esos de "3 por el precio de 1". Es que me obligan a ofrecer estas promociones antes de que caduquen. Hay un stock que para qué te voy a contar... si hasta pierdo la cuenta al hacer inventario en el almacén.
ÁNIMO- Pero...
SONRISA- Sí, sí, perdona, que ya me estaba liando. Se trata de la sonrisa cínica; que viene acompañada  de la frívola y la fingida. El otro día se las llevaron para un encargo de esos que nos disgustan, y por lo visto... mezcladas se convierten en una algarabía maquiavélica y cruel. Según nos hizo saber el espíritu malévolo que las adquirió, resultaron ser altamente eficaces en su cometido; sin ningún tipo de escrúpulo, y con una grandilocuente falsedad divisada a leguas. Además... no lo dicen, pero yo creo que con el tiempo dejan residuos de enemistad y odio en cada una de las muecas sobre las que se han usado... pondría mi boca en el fuego a que no me equivoco. Si te cuento que  no estamos ni autorizadas a sellarles la garantía de legalidad... figúrate.
ÁNIMO- No, ni hablar de ese tridente... pero gracias por aconsejarme.
SONRISAS- Entonces... nos podríamos dejar ya de marear la perdiz ¿no crees?. Y ofrecerte los productos que siempre te llevas.
ÁNIMO- Pues sí, tienes razón... ¿Todavía las elaboráis?.
SONRISAS- Por supuesto, aunque no están a la venta. Nuestro código de conciencia nos obliga a cederlas a cambio de que se usen, de no ser así, hay que pagar una penalización, y la parte proporcional de los días que se han reido a nuestra costa con ellas.
ÁNIMO- Pues antes de que el sedentarismo labial le ande vagueando entre el superior y el inferior; cerrándolos de manera hermética... mandármelas, por favor.
SONRISAS- ¡Hecho!... espera que tomo nota del pedido, si me equivoco me rectificas eh.
ÁNIMO- No te preocupes.
SONRISAS- Apunto: ... Unas unidades infinitas de medias sonrisas; con el grado equivalente de timidez y sonrojo... y alguna pizca de espera prudente, pero sin acabar de definir su lisa articulación en los labios, para no restarle naturalidad alguna; que así coja forma su sincera expresión.
ÁNIMO- De acuerdo, y...
SONRISAS- No sufras, no sufras, que no he acabado. Sigo: .... Y otras tantas unidades de sonrisas risueñas; con ese componente de agradable acción, sin llegar al punto de carcajeo estrambótico que le hace pasarse de frenada ante la primera alegría. Y... no sé, yo creo que ya está ¿no?.
ÁNIMO- Sí, me apaño bien.
SONRISAS- ¡Ah!, que se me olvidaba... ¿Cómo quieres que te las sirvamos?... ¿Embotelladas o enlatadas?.
ÁNIMO- ¿En tubos puede ser?, es que se aprovechan más.
SONRISAS- No hay inconveniente alguno. ¡Sonrisas por un tubo para ti!.
ÁNIMO- Gracias simpática, y hasta otra ocasión.
SONRISAS- Es un placer colaborar en estas tareas, y que te sirvas de nuestras existencias.

jueves, 18 de noviembre de 2010

TODO & NADA

TODO- Buenas tardes, pensaba ya que no ibas a descolgar.
NADA- Voy a medio gas.
TODO- Debe ser que yo quizás voy a mi propio gas, o sea a todo.
NADA- Ya... se te nota pletórico, no hace falta que lo digas.
TODO- Tampoco eso.
NADA- Entonces, entero... ¿Mejor?.
TODO- Más acorde, sí. ¿Y tú?.
NADA- Yo con sentirme ya tengo suficiente.
TODO- Bueno, dentro de esa vacuidad, por lo menos te sientes. Si quieres puedes hablar eh, soy yo oídos.
NADA- Suerte la tuya.
TODO- No te creas... ¿Realmente piensas que es una suerte?.
NADA- Sí. Hasta me atrevería a compararla con alguna especie de fortuna, de esas que se rozan con las mejillas de refilón, y sólo se dejan acariciar por el dedo índice del destino al hacer juego.
TODO- Mira tú... Pues no, no... ni mucho menos; Dejemos al destino en una suerte llana y simple, sin maquillajes ni vestidos de gala. Algo sencillo.
NADA- ¿Cómo...?.
TODO- Similar a los labios que chasquean a un milímetro de la oreja del azar, pero sin llegar al crujido de las mandíbulas atrapadoras.
NADA- Ya... me vas a empezar ahora con tus auto proclamas "Shakesperianas" de trasnoche, cafeína, y licor...
TODO- No es eso, pero ya sabes que al quitarle todo eso, se queda desnuda la sencillez.
NADA- ¿Y el pijama de humildad que te regalé?, para una vez que tengo algo que darte...
TODO- Se usa, no te preocupes... pero sólo para dormir. Los sueños tienen que transpirar.
NADA- No te pones en mi lugar, ya veo.
TODO- No lo dudes, claro. Pero entiende que para entrar en el Olimpo de las ensoñaciones sólo precisas de un puñado de imaginación, y unas cuantas hojas limpias de tinta. Impregnadas de tus blanquecinas gotas.
NADA- Ya... conozco bien ese lugar, no me hace falta añadirle ese plus de imaginación.
TODO- Por si acaso... igual que te exiliaste de allí, me pueden deportar a mí  y dejarme en ti.
NADA- Eso no lo dudes. Sobre esa cuestión te doy toda la razón. La vuelta hacia mí es de trazo sencillo y viaje aligerado. Pero puede que te resulte difícil de asimilar. No le sienta bien a todo el mundo, te lo aseguro.
TODO- No vaticines a la ligera... en caso de no existir el protocolo de cambios de estado... procedemos a improvisar y listo, no será la primera ni tampoco la última vez que recurrimos a eso.
NADA- Ya...
TODO- En los espacios vacíos y huecos aún no hace falta arrinconar los trastos precintados de textos sedantes. Hay sitio suficiente para poner las palabras en el epicentro y que dancen a su aire.
NADA- Por supuesto que sí... pero poco a poco se llenarán de pleno, y a mí me patinan por el pensamiento las muecas desencajadas y neutras de las mitades. Y ese es un punto por el que hay que pasar para llenar ese espacio, que no se te olvide.
TODO- ... Y si ahora te dijera que estoy mirando al horizonte de frente, y me está costando diferenciar si el mar está medio lleno... o es el cielo el que está medio vacío... o al revés.
NADA- Disfruta de la vista y no te detengas en esas apreciaciones. Pues al final es el viento el que rige el volumen del oleaje, igual que te obligará a cerrar los ojos si te sopla con fuerza de cara. Y espera, que no te lance necroscópicas miradas de arena... que empezarás a lagrimear en un agonizante parpadeo.
TODO- Tú crees...
NADA- No lo dudes. Qué quieres que te diga...
TODO- Lo que me dices siempre a continuación.
NADA- Sí, y es la verdad... que los tragos de conciencia pura no calman sedes arrepentidas... ¿Te vale?.
TODO- Esperaba escucharlo con un tono más salvaje.
NADA- No, los tonos altos hoy se los dejamos a otros. ¿Acaso no te basta la apuesta en la que se te juegan con el  doble?.
TODO- Y contigo, no te olvides... si ganan me doblan, pero de lo contrario me quedo contigo, o mejor dicho... me convierto en una parte tuya. Y ya te he dicho miles de veces que si metiéramos lo inexistente de ti y lo acaparador de mí en un tarro opaco... jamás sabrían lo que se van a encontrar al abrir la tapa. ¿Mira que si entre lo que falta y sobra, resultase lo mediado de la apuesta?.
NADA- Y... ¿Quienes ganarían la apuesta?...
TODO- Sólo triunfarían en el juego los que dan lo mio por lo tuyo, y no te esperan a cambio, ni a mí tampoco... por descontado.
NADA- Me estás liando.
TODO- Bueno, te voy a dejar en lo tuyo.
NADA- ¿Ya cuelgas?.
TODO- Sí, me he empachado.
NADA- Gracias por...
TODO- De ti...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

AMNESIA & MEMORIA

MEMORIA - ...
AMNESIA - Hola, sabes quién soy ¿no?.
M - Bueno... a vaya una le has ido a preguntar. ¿Qué tal?... ¿Cómo va la vida?.
A - Bien, ahora mismo atravesando un banco de niebla tras pagar en el peaje de tu autopista.
M - Ah...
A - No recuerdo la última vez que nos vimos, pero debe haber pasado ya un tiempo ¿no?.
M - Algo, algo sí que ha pasado. Confío en que no te estés haciendo "La Sueca" como siempre, para     ponerme a prueba.
A - No, descuida... que no me la hago. ¿El trabajo bien...?.
M - No me quejo, sacrificando neuronas cual matarife de ideas inquietas, qué te voy a contar que tú no te acuerdes.
A - No sé, pero me lo imagino.
M - Lo de siempre, hincando codos a cada rato libre. Me cuelo sin pase en la biblioteca de los nombres, gestos, y palabras... archivo seres y cosas en la libreta de siempre... pese a que me dicen con demasiada frecuencia que vaya con ojo, que un día de estos puede resultar todo una bomba de neutrones impetuosos que repartan añicos de muchos "No me olvides" por ahí. Pero con el descanso que le compro al sueño ya tengo suficiente. Al cabo de una horas ya noto otra vez a la energía dando cabezazos en la puerta legañosa.
A - Pero entonces... ¡No te quejes!, que algo descansas. Lo tuyo va a ser más de vicio, creo yo...
M - Ya te he dicho que sí, pero sólo en el momento justo que le cedo los sentidos a Morfeo. Lo malo es que en ocasiones se deja mis tomas de aliento oxigenado olvidadas por ahí. Sobretodo en las callejuelas de los adoquines insomnes. Por esa razón, a la mañana siguiente tengo ráfagas de vislumbres olvidados, de esos que faenan sonámbulos y a contracorriente en el océano del sueño.
A - ¿Y no podrían ser pesadillas?.
M . No creo, pero tampoco lo sé con seguridad. Siempre he sido fácil de hipnotizar en cualquiera de las ensoñaciones, y de sus fases transitorias.
A - Algo parecido me ocurre a mí. Pero yo diría que conscientemente. En los momentos que tengo amagos de chispa creciente... se transforma toda lucidez en cuarto menguante, hasta eclipsar las pocas luces que iluminan a mi capacidad de asimilar. Antes de que se me pase... ¿Tus hermanas...?.
M - Bien, cada una con su vida. "Retentiva" no para.
A - Seguirá igual de impaciente y atenta ¿no?... me la veo, con lo mal que nos llevábamos en las clases de ejercicios de cálculo.
M- Ya sabes que es muy nerviosa. Pero se excusa en que a ella se lo dan todo masticado. Por eso tiene aún una dentadura sin un lapsus picado. En cambio a mí... la que me preocupa es "Fugaz". Siempre está sondeando los pozos secos, y claro... se le va muchas veces el llanto al cielo. Y para colmo, a la que tiene algo de tiempo libre y está despejada, se dedica a pasar largos ratos con los peces. Que cada vez tienen menos capacidad que ella para apretar el gatillo de los minutos suprimidos. En dos segundos está fijada la marca a batir. Así que... al paso que va, no sería de extrañar verla en breve compartiendo lóbulo contigo.
A - No creo. Ya sabes que voy muy a la mía... además, ahora estoy pagando un elevado alquiler de reminiscencias.
M - ¿De veras?... y yo que pensaba que era de renta baja. Porque me parece haber oído que sólo pagabas si estabas de paso, y de modo simbólico.
A - Pues no, lo mío es un derroche de remembranzas cada mes por habitar en tu edificio. Espero que lo tengas en cuenta cuando revises el contrato con el administrador de los momentos imborrables.
M - Uf... vaya uno. Entre él, y la conciencia no paran de darme cheques en blanco para que me olvide de todos sus errores. Y no contentos con eso, hasta me han ofrecido cantidades de dinero negro elevadas, con tal de que les ceda los derechos de mis pensamientos, venden sus auto exámenes si hace falta a terceros.
A - Pues a mí no me costaría nada venderlos. No sería tampoco la primera vez que hago trueques con algún remordimiento. Total, sé que no me voy a acordar pasado un rato.
M - Tengo que dejarte "Amnesia". Voy a ver si como algo, que veo que la palidez se acentúa ya en mi rostro. Y no me gustaría quedarme hoy precisamente en blanco.
A - Pues entonces, hasta otra. Espero que no te cuelgues mucho eh...
M - Muchos recuerdos a todo el mundo de mi parte.
A - Vale, cuando te quedes trabada, ya sabes... aquí está tu amiga de pupitre "Amnesia" para ayudarte a no rememorar nada... Mándame una perdida...
M - Vale, no hace falta que me nombres dos veces... y paso de tomar nota._