martes, 11 de diciembre de 2012

"NO" (Manual de instrucciones para aprender a nadar en un pantano repleto de alimañas con dentera y hambre atrasada / Parte ll )

          No te alteres cuando las excusas pronunciadas sean un lastre a la hora de alzar el vuelo. Subraya de manera introspectiva los silencios. Guárdalos entre pecho y espalda, y cierra con dos vueltas de cerrojo la caja torácica del sonido vacío de tu respiración.
         No fijes miradas sobre cualquier horizontalidad inexpresiva en formas y gestos.
         No confieses tus coordenadas. Que dar contigo sea más complicado de lo normal. Que se queden las vergüenzas ciegas de mirar el mapa de tus pupilas al trasluz del sol.
         No te extrañes de que los hematomas del papel te digan que son los tachones de una fría sala de urgencias. La tinta... sangre sin coagular, que avanza por los renglones caligrafiados a bocajarro. Esos fusilamientos utópicos en el paredón craneal; haciendo de cada cargador de ideas una macabra y fugaz ráfaga de letras.
        No prestes todo en su totalidad a la nada infinita. Ni te creas su ofrecimiento a devolverte las compañias invertidas.
        No viertas en tus tímpanos voces que al ser registradas en el pabellón auditivo ya denotan una carencia de legalidad en sus pronunciaciones.
        No dejes flotando en aguas de borrajas a tus palabras de peso. Déjalas que braceen rompiendo sus manos contra la corriente. No suelen sumergirse, lo sabes... son más de dar la cara, y aguantar la respiración presionando sobre sus fosas nasales.
        No permitas que tus pies se asusten al contacto con la gelidez del acero. Susúrrales que estás con ellos de paso, y algunas veces de vuelta, pero sobretodo no los detengas.
        No huyas si la falsedad remueve en el mortero de tus convicciones los cuajos mentales que nunca se cortan.
        No te relajes mientras los fuertes abrazos te asfixian. Mantente lejos de los besos del gas, y del aliento del humo.
       No te doblegues, y demuestra el aplomo necesario para soportar gargantillas afiladas, coronas de espinas encajadas a presión, y medallas ardiendo recien sacadas del fuego vivo.
       No olvides a la intemperie a tus ilusiones. La hipotermia las convertirá sin piedad en una presa fácil... y puede que entonces, al atraparlas a todas, te pregunte el eco de tu voz... ¿Y ahora qué sueños vas a perseguir en tus noches?

1 comentario:

Unknown dijo...

De relectura... de veras, muy bueno