jueves, 3 de febrero de 2011

ESCALOFRÍO & TEMPERATURA

TEMPERATURA- Diga...
ESCALOFRÍO- ¿Me han sentido?
TEMPERATURA- Con la brevedad que te caracteriza, pero sí.
ESCALOFRÍO- ¿Quieres decir...?
TEMPERATURA- Y tanto. He visto ese trayecto fugaz con el que recorres la espina dorsal sin virajes a ningún extremo, ni frenadas en seco, no dudes de eso.
ESCALOFRÍO- Es un viaje de sensaciones frías ¿no?
TEMPERATURA- Sí, heladoramente sensitivas.
ESCALOFRÍO-A mí me gusta compararlo con esos versos miedosos que son recitados a bajo cero, con la única compañia de la hiriente soledad, desempeñando ella sola su tarea de apuntadora. Con un repique de dientes de acompañamiento acústico, y un par de pies inquietos, que marcan por separado una descoordinada coreografía sobre los suelos que parecen espejos.
TEMPERATURA- Es verdad. Añádele también unos latigazos granizados con destellos del alba. A este paso no me extrañaría que los pingüinos acaben pidiéndome unos fracs de felpa para sus paseos glaciares.
ESCALOFRÍO- Aún así, puedes equilibrar a la tibieza. Presiento gestos nerviosos de reacciones maniatadas. Y antes de nada... que no se nos olvide que las cuerdas de los falsos sosiegos se cuelan entre la estructura del sentir. Ahora que se abrazan fuertemente con el nudo bien prieto, quedaría bastante curioso un lazo bien llamativo ¿no crees?
TEMPERATURA- Sí, pero ya se los he visto usar a los pensamientos hipotérmicos. Al abrir la persiana vienen directos a la cabeza. Cómo si de congelados fogonazos solares se tratasen. Traspasan los cristales, de veras te lo digo. El otro día sin ir más lejos, las palabras al trasluz derivaban en oraciones compuestas que crujían a cada dentellada reflexiva de la neurona más introspectiva e insensata que haya rozado nunca. Será por el hecho de que fragmentan abusivamente su agrietado sentido en oído ajeno, o porque se esconden entre bastidores, y sólo salen a saludar una vez finalizada la obra. A la que ya no le queda ni un ápice de teatralidad ficticia.
ESCALOFRÍO- Vale, pero... ¿Qué hacer si la fiebre se queda clavada a un paso de mi marca?... ¿Alzarla con el hidráulico impulso de los brazos agarrotados hasta ese horizonte final?... Te recuerdo que cada noche que lo miro, lo veo con menos horizontalidad, y mucho más desnivelado.
TEMPERATURA- No te preocupes por eso, ya me ocupo yo de ponerle la puntuación en la escala gradual, con algún que otro salto nulo. La marca no se pisa, se roza, y poco a poco recupera su uniformidad original.
ESCALOFRÍO- Ya... pero yo...
TEMPERATURA- Tú... sigue igual, con tu naturalidad al desnudo. Sintiendo cada página que se pasa con la punta de los dedos cómo si fuese la primera, pero teniendo siempre a la vista el índice, por si hay que retroceder y hacer alguna que otra relectura. Deja que los pensamientos se pongan al mundo por tintero y salgan de nuevo por esas calles a dar vueltas. Sobretodo, observa con descarada prudencia. Es la única manera de entender un poco de dónde viene el frío y dónde se esconde el calor. Una vez tengas un cuarto de la mitad claro, aprenderás a no caerte, sujetándote en la baranda ascendente. Es así la mejor manera de sentir la indecisa tibieza templada al tacto.
ESCALOFRÍO-No prometo nada nunca, pero lo intentaré, gracias.
TEMPERATURA- Soy consciente, aunque yo siempre te he visto capaz. Hasta otra toma.

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